
La consciencia aparece junto a la sensación de frío, que eriza su piel. Se despereza sin recordar cómo cayó en ese sueño profundo: Despertar.
Siente una quemazón en la espalda, sus dedos perciben una excrecencia desconocida, e intenta erguirse: aprendizaje.
Se siente tan deslumbrada por la nueva realidad como por la luz del atardecer, que la envuelve y abriga: Esplendor.
Acepta su nueva situación pero desconoce la prohibición: Decadencia.
5 comentarios:
Bonito principio y triste final ... como la vida misma!
Un beso
UT
es que no hay que tentar a los dioses
Besos de Icaro
La ira divina siempre fastidiando...
Un besote.
jaja pero que tonta, se ve que el peso de las tetas no le dejaban despejar, cari. Tenía que haberle dado a las alas y alejarse de este dios juguetón, que ha jodido la vida de ángeles, demonios y seres humanos, y así ninguno encontramos nuestro sitio, jaaj
Bezos.
Ocaso? pues la ira divina parece sentarla de maravilla.
Un besazo
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