07 junio 2009

Una cálida noche malagueña


La noche de esa fría tarde suiza acaba saliendo, no es habitual que salga un viernes, y aún menos que lo haga por Málaga, pero está invitado al cumpleaños de un amigo y le apetece salir de la rutina. Se viste con un polo gastado, vaqueros y sus deportivas más nuevas, llega a Reinas cuando el local está aún medio vacío, se encuentra con Alejandro, el chico del cumpleaños y lo felicita, 22 añitos, ¡que yogurín!, pero un tío muy atractivo con la cabeza muy bien amueblada. Se alegra de haberle presentado a Diego, tienen una incipiente relación recién estrenada, y parece que encajan bien, piensa que quizás tenga más facilidad para buscar pareja a los demás que para si mismo.
Se pide una cerveza y mientras charla animadamente ve pasar una figura conocida, es el chico de la playa, ¡qué raro!, lo ubicaba en Marbella en lugar de Málaga, viste una camisa y tejanos negros, y zapatos (ese detalle le despista, últimamente no se suelen ver zapatos en locales de copas) y regresa la inquietud de esa tarde, pues el chico se sitúa justo enfrente de él.
Durante la conversación lo pierde de vista, pero unos minutos más tarde el chico regresa con una copa, ahora no lleva la camisa, sino una camiseta lisa blanca, cuello uve, muy ceñida, que le marca la bonita figura que tiene. Nuestro protagonista no puede evitar seguir mirándolo, decide que esa noche no va a perder la ocasión de acercarse, y mientras ese pensamiento le cruza la cabeza ve que el chico le mira y le sonríe, con una sonrisa amplia y franca, como diciendo : "tú eres el chico de la playa de hoy, te he reconocido".
Acaba la conversación en la que se encontraba, espera unos minutos y se dirige al chico sin pensar, sin preparar una frase, es lo mejor, como lo piense acabará cagándola, no está muy ducho en eso de entrar a la gente:
- Hola, ¿te has quemado la espalda? Qué difícil es poner protección en la espalda, podías haberme pedido ayuda.
- No, he tenido cuidado y no me he quemado, pero ¿cómo te iba a pedir ayuda si no te conozco?
- Es cierto, me llamo Julián, ¿y tú?
- Yo me llamo Juan-y alarga la mano para estrechársela en lugar de los convencionales besos.
Unos minutos más tarde ya sabe que el chico nació en Madrid, lleva siete años viviendo en Suiza y está de puente en Málaga, donde reside su familia. Julián pensaba acercarse un momento a conocerlo, y regresar junto a sus amigos, pero ve a Juan predispuesto a la conversación y prefiere no interrumpirla, sus amigos entenderán las circunstancias, pues ya les había contado que había visto a ese chico en la playa y se había quedado colgado de él, aunque éste no le mostró interés.
Después de un buen rato de animada conversación le propone acercarse al grupo de sus amigos, Juan acepta y le presenta a los más allegados, a los que saluda estrechando la mano, algo que les desconcierta por lo poco habitual del saludo entre chicos gays en un local de ambiente. Pide una cocacola para Juan y su segunda cerveza, bailan un poco al ritmo de la música y siguen la conversación. Una hora después, a Julián le gustaría irse con Juan a casa, al preguntarle si quiere ir a otro sitio el otro contesta que lo que quiere es estar con Julián, así, a gusto. A Julián le desconcierta esta contestación pues no está acostumbrado a esa naturalidad, lleva tiempo jugando al juego de la seducción y entre los códigos no está el mostrar interés abiertamente, y aún menos que ese interés no esté centrado en la práctica sexual exclusivamente. Se da cuenta de que tiene que bajar el ritmo, que este chico no quiere prisas, y que quizás ni siquiera sea sexo lo que busca, así que cambia su propio esquema y se relaja, disfrutando de la conversación, intentado resolver todas las incógnitas que Juan ha creado en su cabeza a lo largo de los años de encontrárselo en la playa.
Cuando en el local no cabe ni un alfiler propone seguir la marcha en Torremolinos, salen a la calle, caminan mientras Juan le cuenta cómo es la ciudad que le adoptó, Zurich, y cómo es su vida allí, Julián se siente muy cómodo a su lado, parece que se conocieran de antes por la naturalidad con que la conversación fluye, no hay que hacer esfuerzos para continuarla. Se sorprende a si mismo pues nota que no necesita intentar gustar, no necesita contar lo mejor de si mismo, ni maquillar ni adornar nada, se siente seguro de quién es, y de su propia vida, y eso hace que se abra más y muestre su interior sin tapujos, sin miedo. Llegan al coche de Julián, a Juan le parece muy grande, a Julián no le gustan los coches pequeños, acerca al otro a su coche y conducen en fila india hasta llegar a Torremolinos. Después de aparcar entran en un local, pero está vacío, de camino al otro Juan coge de la mano a Julián y ambos se sienten raros, es el primer contacto que tienen, más allá de algún roce en la cintura mientras hablaban en el bar, pero se sienten a gusto. Piden una copa y siguen charlando junto a la barra, en un silencio ambos se miran, y entienden que ha llegado la hora de darse el primer beso, con lo que se aseguran de que hay un interés más allá del amistoso. Se besan por un rato, Juan huele a un perfume dulce, intenso, y en las caricias Julián percibe la firmeza de su cuerpo, un abdomen liso, unos pectorales trabajados y una piel suave, muy suave, los sentidos están alerta captando toda la información posible.
Los dejamos así, besándose, y nos retiraremos en silencio, sin hacer ruido, para no estropear ese momento de intimidad que surge en el primer beso de toda historia. Dejemos que fluyan las sensaciones y que la naturaleza ejerza su influencia en los instintos y en la química de las personas.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya sabía yo que había continuación. LO SABÍA, LO SABÍA, LO SABÍA........ :-) :-) Ha tardado un poco el narrador continuar el relato, pero ha merecido la pena ! Muy bonito. No sé el porqué, pero yo auguro un futuro a esta "historia" de dos. Saludos a todos

Stultifer dijo...

De la fría tarde a la cálida noche... Pero qué raro es leer algo como a los que saluda estrechando la mano. ¿En el Reinas? Pues habrá sido el único. Si por lo menos hubo diversión, felicidades.

Ra dijo...

AAAaaaiinnnnnnnnnssssssssss, que bonito!!! siempre he soñado con algo así... espero un final feliz!!!

Un saludo

Ra

Alexmugal dijo...

jajajaja, me pusistes un año mas.... son 21!!! xD

Alexmugal dijo...

y gracias por tu mencion y tu opinión de mi.... no es pa tanto xagerao!

JC dijo...

eso digo yo, nada de esquemas ni de estrategias..me gusta, que lo disfruten, que las cosas fluidas son las mejores....

theodore dijo...

"los sentidos están alerta captando toda la información posible" Peazo frase :-)

Muy bien contado y muy educadamente acabado a tiempo. La intimidad es tan importante.

Bravo. Un besote.

sardinita dijo...

no te olvides de el chocolate lindt... merece la pena
:*

Jaime dijo...

¡¡que buen principio!! me gustan las cosas que empiezan despacito.
yo quiero que me pase algo asi un dia cuando salga por ahi.....