A veces la realidad me parece tan vulgar o tan antipática que necesito evadirme de ella, hay quienes utilizan sustancias químicas, y quienes utilizamos la imaginación. En mi caso, suelo meterme en un libro e imaginarme todo aquello que se relata en él, o también suelo ponerme música y voy desgranando línea por línea los sentimientos y vivencias que en ella se cuentan.
Me he vuelto tan adicto a ello, que ya no me sale caminar por la calle sin envolverme en una música que aderece el paseo, o conducir sin una banda sonora que entretenga el trayecto. Lo primero que hago al salir de casa, antes de montarme en el ascensor, es buscar en mi Ipod con qué musica quiero empezar el día, porque sé que de ello depende el estado de ánimo que me acompañará toda la jornada.
Esta tarde he ido al Mercadona de mi distrito, si, pienso que los Mercadonas están puestos por distritos al igual que los centros de salud, y que dependiendo de tu domicilio te corresponde uno u otro. Es tan así que cada vez que me he mudado he cambiado de Mercadona, y me ha dado miedo volver al anterior por si al llegar a caja no quisieran cobrarme por no corresponder a mi nuevo domicilio.
Antes de entrar al supermercado me pongo a Roisin Murphy, necesitaba darle a ese momento compra de cebollas, pimientos, y huevos, un toque de sofisticación, ya que no me puedo permitir comprar en el supermercado de Hipercor. Entonces voy recorriendo los pasillos, aislado de la música ambiental, sintiéndome que soy diferente al resto, y que mi diferencia reside en mi elección de la música, me rebelo contra la música de Bisbal que vomitan los altavoces y la sustituyo por mi Roisin. La pobre debe de estar afónica de tanto que la hago trabajar.
Y me voy sintiendo ajeno a lo que me rodea, como si fuera un mero espectador de lo que a mi alrededor ocurre, tomo distancia de todo y analizo lo que llevan los carros de los demás, si contienen unas grandes dosis de grasas saturadas, o por el contrario están llenos de productos light, si es una pareja hetero, o es un hombre solo. La sociedad española ha cambiado mucho en los últimos años, se constata simplemente con el hecho de ver hombres solos haciendo la compra, cuando hace unos años eso sería impensable.
Compruebo la lista de la compra que hice esta mañana en un descanso del trabajo, porque mi memoria ya no da para mucho, y veo que al final lo tengo todo excepto las salchichas de pollo (light, por supuesto).
Cuando llego a caja, sintiéndome tranquilo porque en mi DNI pone la dirección que corresponde al distrito de este Mercadona, saludo a Rosa, la cajera que ya se va haciendo cotidiana en mi vida, y que me pregunta por mis vacaciones, o busca a mi alrededor la compañía que perdí hace tiempo. Y sonriendo me dice: "¿Has visto cómo me han dejado en la peluquería?, me han puesto como a la Madonna". Yo me sonrío y le contesto que sí, que está muy guapa (realmente lo está, con el estilo de Madonna en Hung up), y que me gusta mucho su nuevo estilo. Y vuelvo a sentirme integrado en esta sociedad de la que a veces huyo.
Me he vuelto tan adicto a ello, que ya no me sale caminar por la calle sin envolverme en una música que aderece el paseo, o conducir sin una banda sonora que entretenga el trayecto. Lo primero que hago al salir de casa, antes de montarme en el ascensor, es buscar en mi Ipod con qué musica quiero empezar el día, porque sé que de ello depende el estado de ánimo que me acompañará toda la jornada.
Esta tarde he ido al Mercadona de mi distrito, si, pienso que los Mercadonas están puestos por distritos al igual que los centros de salud, y que dependiendo de tu domicilio te corresponde uno u otro. Es tan así que cada vez que me he mudado he cambiado de Mercadona, y me ha dado miedo volver al anterior por si al llegar a caja no quisieran cobrarme por no corresponder a mi nuevo domicilio.
Antes de entrar al supermercado me pongo a Roisin Murphy, necesitaba darle a ese momento compra de cebollas, pimientos, y huevos, un toque de sofisticación, ya que no me puedo permitir comprar en el supermercado de Hipercor. Entonces voy recorriendo los pasillos, aislado de la música ambiental, sintiéndome que soy diferente al resto, y que mi diferencia reside en mi elección de la música, me rebelo contra la música de Bisbal que vomitan los altavoces y la sustituyo por mi Roisin. La pobre debe de estar afónica de tanto que la hago trabajar.
Y me voy sintiendo ajeno a lo que me rodea, como si fuera un mero espectador de lo que a mi alrededor ocurre, tomo distancia de todo y analizo lo que llevan los carros de los demás, si contienen unas grandes dosis de grasas saturadas, o por el contrario están llenos de productos light, si es una pareja hetero, o es un hombre solo. La sociedad española ha cambiado mucho en los últimos años, se constata simplemente con el hecho de ver hombres solos haciendo la compra, cuando hace unos años eso sería impensable.
Compruebo la lista de la compra que hice esta mañana en un descanso del trabajo, porque mi memoria ya no da para mucho, y veo que al final lo tengo todo excepto las salchichas de pollo (light, por supuesto).
Cuando llego a caja, sintiéndome tranquilo porque en mi DNI pone la dirección que corresponde al distrito de este Mercadona, saludo a Rosa, la cajera que ya se va haciendo cotidiana en mi vida, y que me pregunta por mis vacaciones, o busca a mi alrededor la compañía que perdí hace tiempo. Y sonriendo me dice: "¿Has visto cómo me han dejado en la peluquería?, me han puesto como a la Madonna". Yo me sonrío y le contesto que sí, que está muy guapa (realmente lo está, con el estilo de Madonna en Hung up), y que me gusta mucho su nuevo estilo. Y vuelvo a sentirme integrado en esta sociedad de la que a veces huyo.
2 comentarios:
Los palitos de pipas marca Hacendado están deliciosos.
Llenos de grasas saturadas y aceites insanos.
Y van geniales con R. Murphy de fondo.
No he probado esas que dices en particular, pero en general me gustan las pipas. Lo malo es que a mi abdomen le gustan mucho las grasas saturadas, y tiende a guardárselas todas.
Gracias por visitarme y leerme.
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