¿Recuerdas cuando te acercaste a mi en aquel bar? Me dijiste que éramos compañeros de gimnasio y aún no sé de dónde sacaste ese desparpajo que nunca más asomó.
¿Recuerdas cuando te propuse regresar de la playa conmigo? Te invité a un café en casa y con los nervios pegué un volantazo que casi nos hace salirnos de la carretera.
¿Recuerdas como ese café se alargó en una charla interminable, durante la cual jugábamos al gato y al ratón en el sofá? Yo no sé de dónde saqué ese desparpajo.
¿Recuerdas que ese café se convirtió en una cena improvisada? Durante la cena me pedías que no te mirara con tanta intensidad, y yo no podía controlar lo que mis ojos dejaban translucir.
¿Recuerdas que al retirar los platos me situé a tu lado y sin darnos cuenta aparecimos con las lenguas anudadas en un beso eterno? De la mesa nos fuimos contra la pared del salón, en la que, con el remache de tu vaquero, dejaste una marca de 30 cm que aún existe.
¿Recuerdas cuando me buscabas en la playa esperando a que apareciera allá a lo lejos? Llegaba y nos metíamos al mar, y no podíamos salir de lo empalmados que estábamos con solo mirarnos.
¿Recuerdas aquella noche que viniste corriendo a casa para darme un beso de buenas noches, y regresar inmediatamente a la tuya?
¿Recuerdas cuando viajaste a tu país para solicitar la residencia en el mío? Temblabas cada vez que veías un policía, y te dije que así no se podía vivir, arriesgándonos a que no te dejasen volver por tener el visado cumplido. Cuando te recogí en el aeropuerto estabas todo transpirado de los nervios, y esa noche viniste a casa y no volviste a marcharte.
¿Recuerdas nuestra primera escapada? Visitamos Granada, y la Alhambra, y paseamos de noche a su alrededor a la luz de la luna llena. Tú hablabas, y hablabas, y yo viajaba a tu país a través de tus palabras. Éramos tan felices.
¿Recuerdas cuando cumpliste 26? Notaba que días antes te embargaba la nostalgia por tu gente, y me dediqué a mandarles a tus amigos y familia tarjetas de teléfono prepagadas, pidiéndoles que no se olvidaran de llamarte ese día, que estabas mal. Nunca te lo dije, porque ver tu cara al recibir tantas llamadas era premio suficiente para mi.
¿Recuerdas cuando me pedías que hiciéramos "cucharita", y así nos quedábamos dormidos, con tu culo en mi entrepierna, y yo tocándote los pies con los míos?
¿Recuerdas cuando tenías la manía de rascarte las durezas que el trabajo provocaban en tus manos, usando mis uñas? Disfrutaba poniéndote crema reparadora en tus manos curtidas por el frío, el viento, y el trabajo duro.
¿Recuerdas cuando tenías el sueño de comprarte un departamento en tu país? Te llevé al banco, solicitamos el préstamo y lo compraste, y un año después fuimos felices durante las tres semanas de vacaciones que pasamos en él.
¿Recuerdas cuando me regalaste un portátil para mi cumpleaños? Yo sabía lo que ese desembolso suponía para tu economía, tan frágil en aquel momento, pero no quería herir tu orgullo rechazándolo.
¿Recuerdas cuando no nos iba bien y te animé a que me dejaras? Me había dado cuenta de que como pareja no podía ofrecerte más, que mi capacidad de hacerte feliz se había evaporado, y que necesitabas seguir evolucionando en otro sitio. Llorabas al irnos a dormir, porque se acercaba la fecha que habíamos fijado para nuestra separación, y yo intentaba animarte, diciéndote que todo iba a ir bien, que nada era definitivo, mientras se me rompía el alma, e interiormente lloraba ríos de lágrimas. Así te quería yo.
Son ráfagas de momentos vividos que me vienen, mi memoria me traiciona, y a veces me gustaría amputarme esos recuerdos. Es arena en el interior de mis zapatos, que no me impide caminar, pero me estorba, y me recuerda que aún sigues ahí.
¿Recuerdas cuando te propuse regresar de la playa conmigo? Te invité a un café en casa y con los nervios pegué un volantazo que casi nos hace salirnos de la carretera.
¿Recuerdas como ese café se alargó en una charla interminable, durante la cual jugábamos al gato y al ratón en el sofá? Yo no sé de dónde saqué ese desparpajo.
¿Recuerdas que ese café se convirtió en una cena improvisada? Durante la cena me pedías que no te mirara con tanta intensidad, y yo no podía controlar lo que mis ojos dejaban translucir.
¿Recuerdas que al retirar los platos me situé a tu lado y sin darnos cuenta aparecimos con las lenguas anudadas en un beso eterno? De la mesa nos fuimos contra la pared del salón, en la que, con el remache de tu vaquero, dejaste una marca de 30 cm que aún existe.
¿Recuerdas cuando me buscabas en la playa esperando a que apareciera allá a lo lejos? Llegaba y nos metíamos al mar, y no podíamos salir de lo empalmados que estábamos con solo mirarnos.
¿Recuerdas aquella noche que viniste corriendo a casa para darme un beso de buenas noches, y regresar inmediatamente a la tuya?
¿Recuerdas cuando viajaste a tu país para solicitar la residencia en el mío? Temblabas cada vez que veías un policía, y te dije que así no se podía vivir, arriesgándonos a que no te dejasen volver por tener el visado cumplido. Cuando te recogí en el aeropuerto estabas todo transpirado de los nervios, y esa noche viniste a casa y no volviste a marcharte.
¿Recuerdas nuestra primera escapada? Visitamos Granada, y la Alhambra, y paseamos de noche a su alrededor a la luz de la luna llena. Tú hablabas, y hablabas, y yo viajaba a tu país a través de tus palabras. Éramos tan felices.
¿Recuerdas cuando cumpliste 26? Notaba que días antes te embargaba la nostalgia por tu gente, y me dediqué a mandarles a tus amigos y familia tarjetas de teléfono prepagadas, pidiéndoles que no se olvidaran de llamarte ese día, que estabas mal. Nunca te lo dije, porque ver tu cara al recibir tantas llamadas era premio suficiente para mi.
¿Recuerdas cuando me pedías que hiciéramos "cucharita", y así nos quedábamos dormidos, con tu culo en mi entrepierna, y yo tocándote los pies con los míos?
¿Recuerdas cuando tenías la manía de rascarte las durezas que el trabajo provocaban en tus manos, usando mis uñas? Disfrutaba poniéndote crema reparadora en tus manos curtidas por el frío, el viento, y el trabajo duro.
¿Recuerdas cuando tenías el sueño de comprarte un departamento en tu país? Te llevé al banco, solicitamos el préstamo y lo compraste, y un año después fuimos felices durante las tres semanas de vacaciones que pasamos en él.
¿Recuerdas cuando me regalaste un portátil para mi cumpleaños? Yo sabía lo que ese desembolso suponía para tu economía, tan frágil en aquel momento, pero no quería herir tu orgullo rechazándolo.
¿Recuerdas cuando no nos iba bien y te animé a que me dejaras? Me había dado cuenta de que como pareja no podía ofrecerte más, que mi capacidad de hacerte feliz se había evaporado, y que necesitabas seguir evolucionando en otro sitio. Llorabas al irnos a dormir, porque se acercaba la fecha que habíamos fijado para nuestra separación, y yo intentaba animarte, diciéndote que todo iba a ir bien, que nada era definitivo, mientras se me rompía el alma, e interiormente lloraba ríos de lágrimas. Así te quería yo.
Son ráfagas de momentos vividos que me vienen, mi memoria me traiciona, y a veces me gustaría amputarme esos recuerdos. Es arena en el interior de mis zapatos, que no me impide caminar, pero me estorba, y me recuerda que aún sigues ahí.
18 comentarios:
joer, Adriano... verdaderamente precioso. Lamentablemente no tiene final feliz, pq eso de contigo pan y cebolla.. no suele funcionar verdad? Pero no deja de ser un precioso post que rezuma amor por los cuatro costados o por las doscientas palabras... No se puede explicar mejore el amor y la memoria.
Debe ser durísimo separse del un amor tan grande solo por una convención económica.... sin mediar pelea o desamor. Pero el sacrificio es realmente de los que rozan la santidad... No quiero escribirte mas comentario para no caer en la cursileria o el peloteo jaja
Bezos.
Con esta entrada has conseguido engancharme definitivamente a tu blog... que forma mas increible de querer a alguien... me das envidia (de la sana ehn!), creo que nunca he sentido algo asi por nadie...
Bss...
Sin palabras me has dejado!!!! joder, que hasta me he emocionado. Que mierda!!!! que injusto!!!!
Ra
Eso se llama Pasión. Y te aseguro, porque lo he vivido muy intensamente, no lo llegarás a olvidar jamás. Me has trasladado. Coño.
Vaya relato. triste pero realista, y narrado de una manera genial...me ha encantado, eso es amor y desprendimiento..
Gracias por tu comentario, siempre repartiendo elogios. Luego pasaré yo y comentaré tu post.
Te mando un beso.
Lo bueno es que lo veas como arena que estorba pero no te impide caminar. Ve sacudiéndola suavemente, tampoco te esfuerces por hacerla desaparecer de golpe, que se irá yendo a su ritmo. Pero como te dije en otro comentario, si te lo propones de verdad, se irá. Te quedará una hermosa galería de recuerdos, como si pensaras en una peli que te ha gustado mucho, y que no te importaría volver a ver, pero está descatalogada e inencontrable...y tampoco pasa nada si no la ves de nuevo. No sé si me explico. El caso es ser todo lo sensible que uno quiera, pero con los pies en la tierra. Y caminar.
Y si la fuerza flaquea, aquí estamos todos para animarte ;-)
Un besote. Y que sepas que te odio por escribir tanto. Con lo que me cuesta a mi...
Tengo que decir que yo hago a veces lo mismo que has escrito, y a mí me causaba un gran dolor, espero que a ti no te pase lo mismo porque si es así...
quizás sea buena idea que tanto tú como yo, nos quitamos los zapatos y uno de dos, o empezamos a andar descalzos o sacudimos bien los zapatos. Cada vez me inclino más por andar descalzo, jejeje.
un beso guapo
hello! que blog mas chulo tienes no?? la verdad es qe me encanta! :O xDD como podras comprobar ya te sigo! (L) espero que me hagas un visitilla por mi blog y que tambien me sigas muchos besos! adios!
Ante todo, decir que he cambiado alguna línea del final, pues daban a equívoco. Nada de lo contado tiene que ver con convenciones económicas, pero según estaba escrito, hacía pensar en algo así.
Thiago, lo que rezuma es lo que fue, y me alegro de que no te parezca sensiblero, poco a poco vamos conociéndonos un poco más.
Chema, gracias por seguirme, espero que algún día sientas algo así, todos deberíamos sentirlo, y ser correspondidos.
Ra, gracias por emocionarte conmigo, a mi me emociona tu emoción.
Stulti, sí, es pasión, y todo el que lo ha vivido lo reconoce inmediatamente. Gracias por tanto...
Valmon, gracias a ti por seguir visitándome, me alegra mucho verte por aqui.
Kowalski, es lo que me sale al leerte.
Theodore, gracias por tu apoyo, entiendo perfectamente lo que me dices. Y sigue escribiendo, te estamos esperando.
Ulises, yo creo que lo mejor es andar descalzos sobre la arena, de la playa, jejeje.
Moda, bienvenido, gracias por la visita. Te visité pero no encuentro tus entradas... Seguiré intentándolo.
Besos
NO, cari, no me pareció sensiblero... pq no busca lo fácil. Es un post muy sincero y muy romántico, que destila amor. Amor del grande, no del que se vive sin interés. Un amor tan grande que se dispone al sacrifio... ¡Dificil de entender, pero sin embargo, real.
aunque un poco narcisista (jajaj no, es broma, esto es en venganza, pero es de coña jajaj)
Bezos.
ofú, que dificil,
¿porqué saldran textos tan intensos cuando duele?,
toi de acuerdo con theo, que todo sea como una peli, es mejó
besos
a veces, me pregunto que cosas tienes, que enganchas..y has respondido perfectamente...no cambies esas cosas, pero no te machaques, que dificil tes todo a veces, aunque de todo hay una lectura positiva...
PD: QUE AUTENTICO ERES COÑO...joder
Thiago, me alegro de leer tu opinión. Nunca está de más un punto de narcisismo, jejeje.
Sardi, a veces es suficiente con un gelocatil, y a la media hora deja de doler.
JC, no te preocupes, no me machaco. Es una forma de exorcizar los recuerdos, una vez vomitados, se aligera el peso.
Adriano, esta historia es para mí, la mejor que leí hasta ahora, tiene todos los matices, y está resuelta de una forma magistral.
Chapeau, querido amigo, te mando un beso.
adriano, es muy injusto hacerse eso a uno mismo. no conozco la historia pero me ha parecido que te aplicabas un castigo que no te merecías
Probablemente esta bella historia encierra matices que son inalcanzables para quienes la conocemos desde fuera. Quizá son matices tan sutiles y personales que sólo los protagonistas son capaces de procesar.
De cualquier modo, nos brindas un relato muy hermoso. De esos que a uno le hacen estar orgulloso de sentir. Aunque a veces se sufra.
Enhorabuena
Kowalski, gracias por tus comentarios, me alegra que pienses así.
Sero,a veces uno no escoge, solo siente, y no evalúa dónde está el límite.
Luis Tomás, tienes toda la razón, son muchos matices imposibles de incluir, pero lo importante es que un recuerdo sea positivo, aunque desde fuera aparente lo contrario.
Besos
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