19 enero 2009

LLUVIA


Ya me había avisado Ulises desde su blog que iba a llover. A él le gusta contemplar las nubes, y últimamente me ha dado por mirar el paisaje y dejarme llevar por las formas que éstas van adoptando, sus densidades, sus tonalidades. Hoy él hubiera querido ser el dios del tiempo para hacer que en Málaga cayera una buena tromba, y quizás lo haya conseguido.
Me voy a pasear al frío de la noche, me relaja y me apacigua toda la tensión del día, de no haber dormido bien. Uno no siempre puede controlar lo que siente, ni lo que otros le hacen sentir, y muchas cosas se van sumando y sumando, llegando un momento en el que no puedes procesar tanto, no puedes evitar que ese cúmulo de sensaciones atenace tu garganta y te impida respirar, con un nudo en el pecho que a lo largo del día se hace más prieto.
Ando por la avenida, los coches pasan rápido a mi alrededor, sus luces me deslumbran pero me gusta sentir la velocidad con que pasan a mi lado. No los oigo porque voy escuchando un álbum antiguo de Dido, No Angel, ya que mi afición a su último álbum me ha hecho bucear en su discografía, y apreciar su música, que es atemporal. Cuenta muchas historias que describen mis vivencias, parece haberlas compuesto y cantarlas para mi. Últimamente no paro de escuchar White Flag, e intento oírla desde el otro lado del espejo, pues es la canción que me cantaría a mi mismo desde los labios de otro.
Empiezan a caer gotas tímidas, que van dejando sus pequeñas huellas en el asfalto, en la acera, y se me pasa por la cabeza darme la vuelta y volver a casa. Decido seguir adelante, el frío húmedo quizás me aclare las ideas, y me despeje la mente. Me cruzo por la calle con personas a las que observo, todo el mundo camina rápidamente, con caras de cansancio, de desconfianza, pues la noche se va cerrando y la lluvia empieza a caer con más intensidad.
Gordos goterones van mojándome el cabello, la cara, las manos, y me van recorriendo hilillos de agua fría por el cuello hacia abajo, humedeciendo mi ropa. El abrigo que llevo es impermeable pero el interior comienza a absorber el agua que entra por el cuello. Toda mi energía es negativa, está revuelta y oscura, pero empiezo a notar como esa lluvia la va lavando y limpiando, y una sensación de renacer, de que todo va a salir bien, de que aún me queda capacidad, voluntad y optimismo para seguir adelante me empieza a envolver.
Termina el álbum, y con mi energía recién limpia vuelvo a casa.

7 comentarios:

theodore dijo...

No ha sido la lluvia. La Naturaleza ayuda, pero eres tú el que te has limpiado la negatividad, puedes hacerlo siempre que te lo propongas si pones verdadero empeño. Escribir también ayuda, y tú lo haces muy bien. Adelante ;-)

ulises1b dijo...

Y después de la lluvia, viene el frío. Hoy bajarán las temperaturas, tal y como deseaba, además con el frío algunas cosas molestan menos.
El comienzo del segundo párrafo parece que lo hubieras escrito para mí, no te imaginas lo agradable que ha sido leerlo. Este finde me pasó eso, llegó un momento que no pude más, ya no podía procesar más...
Pero de todo se aprende, ahora hace frío, y cuando se vaya, las cosas las veremos tú y yo de manera diferente.
un beso

/ dijo...

Me encantó el relato, y la fotografía me resultó fascinante.

Besos.

ADRIANO dijo...

Theo, gracias por tu comentario, le pongo empeño (a la limpieza) pero no siempre sale bien.

Ulises, gracias, tu post de ayer provocó el mío.

Stanley, siempre agradecido por tu visita.

Besos

JC dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
JC dijo...

Ayer me compré una bolsa de gominolas, en el intermedio de un interesante curso, desgarro la bolsa y me metí un puñado de las oscuras en la boca, no podía llevarlas al curso pues no soportaría los crujidos...uhm....que buenas las gominolas...cuando de repente...¡oh, no!, un gusto ácido. ¡Había una amarilla! ¿Cómo ha ocurrido? seguramente se había mantenido al acecho, agazapada entre las rojas y las negras, no podía escupirla y gritar como habría hecho en casa, ¡misión abortada! tenía que seguir chupando hasta disolverla...
Afortunadamente la vida no es así, puedes escupir todo lo que quieras, tenemos todo el día para ello...
De todas formas me encantan los finales felices...(y sea como sea, siempre el siguiente puñado esta delicioso...).
PD: siempre he sido mas de pistachos.
PD2: mañana, tengo inspector en el trabajo..oeoe...a seguir comiendo gominolas dulces...saludos, besos y abrazos...

ADRIANO dijo...

JC Por mucho que analices lo que te metes en la boca, siempre puede haber una gominola ácida disfrazada de negra. Lo mejor es tragar sin saborerla sabiendo que en algún momento la expulsarás.
Como tú dices, tenemos todo el día para ello.
Suerte con el inspector... Gadget.
Besos