He oído en las noticias que la industria pornográfica está sufriendo también los efectos de los cambios en la economía (no quiero seguir ahondando en la herida, y usar esa palabra que antes se usaba solamente en el terreno conyugal, y que ahora aparece en cada una de las noticias, comentarios, viajes de ascensor). Y pensando, pensando, llego a la conclusión de que la tensión y el miedo económico está dejando huellas también en las camas de la sociedad. Seguro que si publicaran una hipotética encuesta, el share de la líbido de los españoles, éste indicaría que ha bajado en un porcentaje alto.
Charlando con mi compañera de trabajo, que está casada y tiene dos hijos, me cuenta que ahora se hacen unas reuniones del tipo tupperware, a la que ella llama meriendas de la maleta roja. La cosa consiste en que una chica cede su casa para reunirse, las demás llevan algo para merendar: un bizcocho, una tarta, unas torrijas, unos churros con chocolate (esto lo añado yo porque me gusta más), y aparece la chica de la maleta roja. En lugar de sacar de ella todo tipo de recipientes para la cocina, de diferentes formas y tamaños, aptos para el microondas, de esos que se van acumulando en el interior de los armarios de la cocina, lo que se cuece (por seguir en el terreno culinario) tiene poco que ver con la alimentación. Bueno, en realidad sí tiene que ver.
En esas reuniones lo que se presenta al público asistente son juguetes y complementos, para sorprender y potenciar la sexualidad de la pareja. De la maleta van saliendo objetos con forma de penes de diferentes colores, tamaños, densidades, rugosidades, con vibración, sin vibración, anatómicamente más conseguidos, menos conseguidos... También se muestran varios tipos de cremas, aceites de masajes, que pueden "animar" y estimular esa líbido que hoy en día se encuentra por los suelos, sin obviar los tangas comestibles, y demás lencería sexy. Después de un recorrido por todos los juguetes que contiene esa maleta, se ha llegado a la conclusión por parte de mis compañeros (uno no se pronuncia, pues perdería la objetividad necesaria para este blog) de que el objeto que se lleva la palma es un huevo de plástico (con forma de huevo de gallina, no tengáis demasiada imaginación) que se introduce en la mujer y cuya vibración controla su pareja con un mando a distancia. Por lo visto, el no va más es usarlo fuera de casa, por ejemplo, durante la cena en un restaurante, con lo que al llegar a casa hay fuegos artificiales.
Y digo yo: ¿para cuando reuniones estilo tupperware pero con la maleta "rosa"?
Charlando con mi compañera de trabajo, que está casada y tiene dos hijos, me cuenta que ahora se hacen unas reuniones del tipo tupperware, a la que ella llama meriendas de la maleta roja. La cosa consiste en que una chica cede su casa para reunirse, las demás llevan algo para merendar: un bizcocho, una tarta, unas torrijas, unos churros con chocolate (esto lo añado yo porque me gusta más), y aparece la chica de la maleta roja. En lugar de sacar de ella todo tipo de recipientes para la cocina, de diferentes formas y tamaños, aptos para el microondas, de esos que se van acumulando en el interior de los armarios de la cocina, lo que se cuece (por seguir en el terreno culinario) tiene poco que ver con la alimentación. Bueno, en realidad sí tiene que ver.
En esas reuniones lo que se presenta al público asistente son juguetes y complementos, para sorprender y potenciar la sexualidad de la pareja. De la maleta van saliendo objetos con forma de penes de diferentes colores, tamaños, densidades, rugosidades, con vibración, sin vibración, anatómicamente más conseguidos, menos conseguidos... También se muestran varios tipos de cremas, aceites de masajes, que pueden "animar" y estimular esa líbido que hoy en día se encuentra por los suelos, sin obviar los tangas comestibles, y demás lencería sexy. Después de un recorrido por todos los juguetes que contiene esa maleta, se ha llegado a la conclusión por parte de mis compañeros (uno no se pronuncia, pues perdería la objetividad necesaria para este blog) de que el objeto que se lleva la palma es un huevo de plástico (con forma de huevo de gallina, no tengáis demasiada imaginación) que se introduce en la mujer y cuya vibración controla su pareja con un mando a distancia. Por lo visto, el no va más es usarlo fuera de casa, por ejemplo, durante la cena en un restaurante, con lo que al llegar a casa hay fuegos artificiales.
Y digo yo: ¿para cuando reuniones estilo tupperware pero con la maleta "rosa"?
2 comentarios:
lo que nos faltaba, ir con un huevo metido en el culo, y darle el mando a quien sea, y que en medio del gym, por decir algo, en un press de banca, que eso empiece a funcionar...haber como acabas las 4 series de 12, 10, 10, 10 repeticiones, ya que cuesta con toda la galeria de especimenes que hay a tu alrededor, que si eso no te sube la líbido..que baje Dios y los vea...
a nosotros no nos hace falta. lo nuestro funciona más con el boca a boca ;-)
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