Comienza la madrugada y un cosquilleo en el estómago me impide concentrarme en leer o en ver una peli, es una sensación conocida por mi y sé lo que tengo que hacer para librarme de él. Tras la ducha escojo un suspensorio negro, pero antes me coloco mi cock ring favorito, me visto con un vaquero ajustado que me realza el culo y me marca el paquete. Elijo una camisa a cuadros que se ajusta a mis hombros, bíceps y pectoral, tiene la estrechez perfecta, marca la musculatura sin ser excesivamente estrecha, sugiere un cuerpo trabajado de gimnasio. Completo la vestimenta con unas botas de piel negra estilo motorista.
Entro en la discoteca, los viernes no hay mucha gente, pero seguro que se llenará algo más en un rato, así que me pido una cerveza, me acerco a la pista y dejo que mi cabeza se mueva al ritmo de la música, sin muchos aspavientos. Miro a mi alrededor y descarto: ese no, ese tampoco, ese podría ser, ese es demasiado moderno, ese demasiado femenino.
Me voy a la otra sala donde la gente se sienta a la barra a beber y a ver la peli porno que proyectan en una gran pantalla. Me pido otra cerveza y me dejo llevar por la porno, la conozco, la tengo en casa, la de veces que me habré satisfecho con ella mis fantasías, se desarrolla en la cárcel, el actor principal es Zak Spears, pero hay un rubio bajito con pinta de duro que tiene mucho morbo, y se folla a Zak a conciencia. Me empalmo, mis vaqueros apretados impiden que se alce la tienda de campaña, pero se aprecia la forma de mi erección.
Voy al baño, las cervezas hacen efecto, me coloco en un urinario de pared, a cada lado se sitúa un tío, por el espejo de enfrente puedo ver sus caras, un tío raro de mi edad y un hombre bastante mayor, los veo bajar la vista para verme la polla, pero a mi no me importa, me excita la idea de que se pajeen pensando en mi, así que tardo mucho en acabar, me la sacudo bien, para que tengan suficiente material para sus fantasías.
Al volver a la pista hay más gente, descubro a un chaval con camiseta de tirantes negra, moreno de pelo, piel muy blanca, cara angulosa y nariz recta y grande, un perfil griego muy morboso. Lo miro, me mira, sostenemos la mirada, bajo la vista a su paquete, tiene un buen bulto, la vuelvo a subir y le muestro una sonrisa dura, a él se le encienden los ojos. Está con otro chico, así que no me acerco.
Entro en la discoteca, los viernes no hay mucha gente, pero seguro que se llenará algo más en un rato, así que me pido una cerveza, me acerco a la pista y dejo que mi cabeza se mueva al ritmo de la música, sin muchos aspavientos. Miro a mi alrededor y descarto: ese no, ese tampoco, ese podría ser, ese es demasiado moderno, ese demasiado femenino.
Me voy a la otra sala donde la gente se sienta a la barra a beber y a ver la peli porno que proyectan en una gran pantalla. Me pido otra cerveza y me dejo llevar por la porno, la conozco, la tengo en casa, la de veces que me habré satisfecho con ella mis fantasías, se desarrolla en la cárcel, el actor principal es Zak Spears, pero hay un rubio bajito con pinta de duro que tiene mucho morbo, y se folla a Zak a conciencia. Me empalmo, mis vaqueros apretados impiden que se alce la tienda de campaña, pero se aprecia la forma de mi erección.
Voy al baño, las cervezas hacen efecto, me coloco en un urinario de pared, a cada lado se sitúa un tío, por el espejo de enfrente puedo ver sus caras, un tío raro de mi edad y un hombre bastante mayor, los veo bajar la vista para verme la polla, pero a mi no me importa, me excita la idea de que se pajeen pensando en mi, así que tardo mucho en acabar, me la sacudo bien, para que tengan suficiente material para sus fantasías.
Al volver a la pista hay más gente, descubro a un chaval con camiseta de tirantes negra, moreno de pelo, piel muy blanca, cara angulosa y nariz recta y grande, un perfil griego muy morboso. Lo miro, me mira, sostenemos la mirada, bajo la vista a su paquete, tiene un buen bulto, la vuelvo a subir y le muestro una sonrisa dura, a él se le encienden los ojos. Está con otro chico, así que no me acerco.
Un rato después lo veo ir a la otra sala, espero unos minutos y me dirijo hacia el baño, lo veo apoyado junto a la puerta, solo, esperándome. Me acerco "hola, soy Adriano", él contesta "hola, me llamo Antonio", tiene 30 años, yo pensaba que menos, vive en Madrid y está de paso. Le pregunto "¿te gustan los hombres mayores?, él contesta "me encantan como tú, altos, mediana edad, con barba, rapados y vello en el cuerpo".
No hace falta hablar más, no hemos venido a hablar, venimos a lo que venimos, y ya estamos besándonos, jugando con nuestras lenguas, mientras recorro con mis manos bajo la camiseta su cuerpo. Está duro, parece definido, no musculado pero con una bonita forma, y nada de vello. "Vas al gimnasio ¿verdad?", me pregunta él, y yo le contesto "sí, y veo que tú también". Él dice "llevo solo 3 semanas, lo mío es genética" y yo me alegro de ello. Bajo mi mano a su abdomen, liso y firme, y cuelo mis dedos por la cinturilla de su vaquero, acaricio los rizos de su pubis, y siento el calor de su polla, ahora durísima, mientras él me toca el pecho con una mano y acaricia mi paquete con la otra. Me muerde el cuello, me dice que me ha hecho un chupetón, pero sé que hace falta más tiempo para dejar marca, me pone muy caliente, y bajo mi mano por su espalda, metiéndola en su hucha, su culo es duro y lampiño.
No hace falta hablar más, no hemos venido a hablar, venimos a lo que venimos, y ya estamos besándonos, jugando con nuestras lenguas, mientras recorro con mis manos bajo la camiseta su cuerpo. Está duro, parece definido, no musculado pero con una bonita forma, y nada de vello. "Vas al gimnasio ¿verdad?", me pregunta él, y yo le contesto "sí, y veo que tú también". Él dice "llevo solo 3 semanas, lo mío es genética" y yo me alegro de ello. Bajo mi mano a su abdomen, liso y firme, y cuelo mis dedos por la cinturilla de su vaquero, acaricio los rizos de su pubis, y siento el calor de su polla, ahora durísima, mientras él me toca el pecho con una mano y acaricia mi paquete con la otra. Me muerde el cuello, me dice que me ha hecho un chupetón, pero sé que hace falta más tiempo para dejar marca, me pone muy caliente, y bajo mi mano por su espalda, metiéndola en su hucha, su culo es duro y lampiño.
Me separo y voy hacia la sala de cabinas, me sigue, me meto en la primera que encuentro libre, cierra la puerta tras de si. La luz es tenue, pero permite ver lo que tengo delante, le quito la camiseta por fin, el me abre los botones de la camisa y empiezo a lamerle el pecho, recreándome en sus pezones, pequeños y duros, para luego subir a los hombros y bajar a su axila, donde la lengua se me vuelve espesa por los restos del desodorante, lleva sanex, y un punto de olor corporal que me vuelve loco. Bajo por su abdomen, juego con el ombligo, le abro el pantalón y empiezo a chupar por encima de su calzoncillo gris de CK. En un momento está todo húmedo, y le agarro el rabo, lo huelo, empiezo a besar su pubis y me trago la polla de una vez, él gime de placer y empiezo a comérsela aumentando el ritmo. Nos llegan gemidos de la cabina de al lado, y eso aumenta mi excitación. Me levanta, me come la oreja, baja por el cuello hasta mi pecho, se entretiene en un pezón, luego el otro, me abre el pantalón y me los baja, me la saca por un lado del suspensorio y empieza a chupármela, luego me da la vuelta y me recorre la espalda, bajando hacia la zona más interna mía, yo me acuclillo y disfruto del repaso. Me pregunta si llevo condón, y yo le digo que sí, me incorporo y lo pongo de cara a la pared, le susurro al oído "aquí el activo soy yo". Saco el condón, el sobre de lubricante, me lo coloco, y humedezco su culo con la crema, introduzco un dedo, luego dos, él empieza a disfrutar, y cuando está algo dilatado, entro en él, poco a poco, para acabar metiéndosela toda, él gruñe y yo suspiro de placer. Aumento el ritmo, luego la saco y se la vuelvo a meter de una vez, a él le hace daño pero le gusta por los gemidos que escucho, mi erección es ilimitada gracias a mi cock ring, después de un rato él se corre, yo que quito el condón, le doy la vuelta y me corro encima de su pecho. Estamos muy sudados, y seguimos besándonos un rato. Nos vestimos y salimos de la cabina, dejando un rastro de semen y sudor. Intercambiamos teléfonos a sabiendas de que no lo vamos a usar. Cuando regreso a casa ya no tengo cosquilleo, puedo dormir a pierna suelta.
10 comentarios:
He quedado sin palabras, es un relato extremadamente erótico, genial por donde se lo mire, lo único que quisiera saber es cada cuanto te agarra el cosquilleo.
Un beso enorme.
... quiero se como tu, quiero ser como tu!!!!!!!!!!!!!!!
Ra
Vale, por fin lo contaste...
Jo, y yo que pensaba que al final acabarían casándose... :-D
realmente, genial...esperando adriano chacina II, que seguro que se casan...jeje..
PD: no tengo mas comentarios...
Gracias Adriano por tu comentario, sos tan cordial siempre. Ahora te imaginarás con qué intriga me dejaste con que no podés escuchar mas tango. . .
BESOS
Quizás te sorprenda mi comentario... ¿Las botas son de esas vaqueras de "chupáme la punta"? Es que necesito saberlo para completar el post, sino para mi nada tiene sentido, jajaja ¡Las botas de follar!
Bezos.
Qué morboso...
Pues sí, yo creo que la sesión de OScars en casa de Madonna debe ser más como contabas tú.
y dice el JC que se casan :)
que porno la chacina nene
Kowalski, no sé cada cuanto agarra el cosquilleo, no hay un patrón que se repita.
Ra, jajaja, yo también quiero ser como Adriano.
Stulti, ya tenía que contarlo, rondaba por la cabeza y no encontraba la forma de sacarlo.
Theo, esa ingenuidad, qué bonito... jejeje
JC, no sé para cuando Chacinas II, pero mejor que no tengas más comentarios.
Thiago, son botas de motorista, caño alto, hevillas, punta redonda, suela de goma. Ésas son las botas de... ¡eso!
Caótico, bienvenido por aqui, qué suerte la de antonio ver los Oscars con Madonna.
Sardi, tú no leas estas cosas, que eres una señorita...
Maritoñi, gracias por la visita, y por la nominación. ¿Blog más científico?
Besos
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