04 febrero 2009

VELOCIDAD


Me gusta sentir la velocidad al volante, conducir escuchando mi música favorita, y girar un poco la cabeza para ver como todo se va quedando atrás. Si me siento agobiado por los recuerdos cojo el coche y conduzco sin un destino, parece que éstos también se quedan atrás, pongo el control de crucero, y suelto el pedal del acelerador, la velocidad se mantiene constante y solo tengo que preocuparme de mantenerme dentro del carril. El motor ruge con ímpetu, el velocímetro marca una velocidad prohibida, el contador de revoluciones se acerca a la zona roja.
Sé que a esas velocidades tan altas cualquier imprevisto puede ser mortal, y me imagino la sensación de ver cómo el camión que tienes a tu derecha da un volantazo contra el que no puedes evitar estrellarte. Pienso como serán esas décimas de segundos en los que sabes que el impacto va a ser mortal, la adrenalina pega un subidón, la mente se aclara y se vuelve muy rápida, y por tu cabeza pasan imágenes de tu propia vida. ¿Cuál sería la imagen útima que se me pasaría por la mente? ¿Qué recuerdo me llevaría en mi último instante? ¿Cuál sería el que yo escogería si pudiera elegirlo? ¿Qué música se convertiría en la banda sonora de mi propia muerte?
Sonaría un gran estruendo, tras el cual solo quedaría silencio, un estruendoso silencio, en el que ya no estaría aquí, solo mi cuerpo permanecería entrelazado con los restos de un automóvil que nadie reconocería. Minutos después, comenzarían a escucharse sirenas que se irían acercando al cuerpo sin alma, y quizás, desde fuera de mi, como un holograma invisible, presenciaría el protocolo que el personal sanitario tantas veces ha practicado.
Al colegir un vehículo de la Guardia Civil, reduzco y vuelvo a situarme dentro de la velocidad permitida. Mis preocupaciones se quedaron atrás, vuelvo a concentrarme en la música.

11 comentarios:

Didac Valmon dijo...

y yo que soy tan prudente...no corro jajaja, pero debe ser especial ese último minnuto!

theodore dijo...

Buena reflexión en un buen texto. La fantasía de la propia muerte con un tono muy cinematográfico, muy descriptivo y sin cargar de melodrama. Yo también he imaginado algo parecido a veces, me produce mucha curiosidad ese instante final, y la mayoría de la gente te mira con cara de Vade Retro por plantearte un tema tan tabú.

Por si acaso, y como decía la gran trovadora del siglo pasado Perlita de Huelva... precaución, amigo conductor :-)
Besos

Ernesto dijo...

Tengo a veces esa sensación de final cada vez que conduzco por la autovía. Coincido contigo en lo de la música acerca de cuál será mi canción postuma.

Me gusta cómo y lo que escribes.

Un saludo.

Ra dijo...

Que mal rollito!!!!! se me han quedado los pelos como escarpias!!! he llegado dormido al curro pero ya me has despertado, tengo los ojos como plantos...ejem.... gracias....ja,ja

Entre tu y yo... vuelve a los patines... son más seguros!!

Bye

RA

/ dijo...

Un post que llama a la reflexión, yo creo que pasar de la vida a la muerte de esa manera, en tanto y en cuanto el golpe sea mortal y no agonices, debe durar un instante. Siempre es destacable lo que escribís.

BESOS

ulises1b dijo...

Estoy con un blogero anterior, vuelve a los patines o a la bicicleta, cosa que voy a retomar yo en cuanto empiece a hacer buen tiempo. Esas reflexiones (que todos hacemos en algún momento de nuestra vida) deben quedarse en reflexiones. Respeta los límites de velocidad...:-) guapetón

un beso (fotográfico)

Stultifer dijo...

Se escucha un estruendo y se fallece en un instante de múltiples contusiones incompatibles con la vida. A partir de ahí no hay más.

Luis Tomás García dijo...

Parecidas reflexiones elaboré recién llegado a la Costa un buen día que me propuse usar la bicicleta como vehículo para cortas distancias. Con la diferencia de que no pensé en la música: mi bici no tiene lorito. Llegué a la conclusión era muy pronto para suicidarme. Ahora me expongo a riesgos similares pero con la ventaja de que el seguro cubrirá los gastos de la tragedia. Un deseo: que cuando avistes un coche de los civiles no tengas que levantar el pie del acelerador. Las pelis excitantes, en butaca o sofá de casa se ven mejor.

Luis Tomás García dijo...

Se ven mejor...y es posible contarlas.
Un abrazo

ADRIANO dijo...

Agradezco la preocupación general por mi seguridad vial :-), no hay que tomarlo todo al pie de la letra. Es una evocación de cosas que pasan por la cabeza de uno en un momento dado, y no hay que obviar que el texto asocia velocidad a accidente y muerte.
Didac, sigue siendo prudente, ya nos cruzamos con demasiados imprudentes al cabo del día.
Theo, en nuestra cultura no está muy bien visto el pensar en la muerte, pero ésta forma parte de la vida, y no está de más reflexionar sobre ella de vez en cuando.
Arguifonte, gracias, a mi también me gusta tu escritura, ya echaba de menos una publicación tuya.
Ra, me alegro haberte ayudado a despertar, jejeje. Deseando estoy de que deje de llover para volver a los patines.
Kowalski, pienso que la muerte cuanto más instantánea y dulce, mejor. Muy buena historia la tuya, como siempre.
Ulises, lo de la bici me apetece, pero aún me la tengo que comprar, últimamente queda muy cool eso de ir en bici por la ciudad.
Luis Tomás, es que nos hacen falta carriles bici, pero nuestro urbanismo creo que no deja hueco para ello. Con lo que me gusta una peli excitante, y hablar de ella después.
Besos

ADRIANO dijo...

Stulti, no pienses que me olvido de ti. Es que para contestarte necesito procesarlo. Aunque nací y crecí creyente, con los años (hace ya muchos) perdí la fe, y ahora creo que somos producto de un accidente que provocó vida, igual que un accidente puede provocar muerte. No creo que después de esta vida haya nada más. Por eso, quiero vivirla a tope.
Besos